Crisis de Ansiedad: Ataque de Pánico

Una crisis de ansiedad puede definirse como un estado de alerta en el que la persona se siente angustiada y no sabe cómo salir adelante. Este ataque de ansiedad, en general, tiene una causa que puede encontrarse en el pasado de ésta. Se trata de un hecho que la persona vivió con un sufrimiento extenuante y que quedó marcado en su psiquis. En ese momento, el individuo no supo cómo actuar y reaccionar, y por lo tanto, ese hecho junto con el sentimiento de angustia, quedaron grabados en su mente de forma inconciente.

De esta forma, cuando la persona vuelve a sentir este tipo de sufrimiento por cualquier otra situación, su mente reaccionará de la misma forma, con un ataque o crisis de ansiedad. Es por este motivo que todos aquellos que sufren de ansiedad generalizada, suelen tener también episodios o trastornos de depresión.

Síntomas

Entre los síntomas del ataque o crisis de ansiedad, podemos enumerar los siguientes:

  • Palpitaciones.
  • Sensación de opresión en el pecho.
  • Sentimiento de angustia por no poder respirar.
  • Temblores.
  • Sudoración.
  • Mareos o inclusive desmayos.
  • Miedo o pánico.
  • Ansiedad social, ya que generalmente sucede en lugares públicos con muchas personas.
  • Sensación de hormigueo.
  • Dolor de cabeza.
  • Pérdida del control de la situación.

Cuando una persona presenta cuatro o más de estos síntomas, podemos decir que está sufriendo una crisis de ansiedad o ansiedad generalizada.

¿Cuál es el tratamiento más adecuado?

Cuando se está sufriendo una crisis de ansiedad, es necesario que la persona intente calmarse y respirar de forma regular. De esta forma, el cuerpo logra volver a la normalidad y dejar de temblar. Esto es muy importante, porque genera una sensación de control sobre la situación. El inconveniente principal de este estado de estrés generalizado es que se pierde el control y la persona no sabe qué hacer.

Por otro lado, en el caso de que estos episodios sean recurrentes, es necesario acudir a un psicólogo o profesional de la salud mental, para que pueda asesorar y ayudar a la persona a salir adelante. En algunos casos, será necesaria la utilización de fármacos que permitan que estas situaciones no se repitan.

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